OPINIÓN

CASO CHARLEROI: DESPROPORCIONADA RESPUESTA DEL PRESIDENTE DE FIFA, JOSEPH BLATTER

Por Javier Latorre Martínez

 

El fútbol es el deporte rey por excelencia, con casi 150 años de antigüedad a sus espaldas. Nunca había recibido este deporte un ataque tan furibundo como el que acaba de sufrir curiosamente por parte del vértice de su pirámide organizativa: el Presidente de FIFA, JOSEPH BLATTER. En dicho ataque se critican con dureza los excesos financieros que se están produciendo en la actualidad. Sorprende que esta respuesta desproporcionada se haya producido justo antes del inminente comienzo del juicio del caso CHARLEROI. Puede asegurarse que la "guerra" entre los participantes en el "mercado" futbolístico profesional ha comenzado y la judicialización del fútbol será el tema de moda en los próximos meses.

En mi reciente artículo de fecha 11 de octubre, comenté que el litigio planteado por el modesto club de fútbol belga SPORTING DE CHARLEROI contra la FIFA ante los Tribunales de Justicia, en mayo de 2005, podrá suponer un tremendo vuelco en las estructuras del fútbol internacional. El Juez del Tribunal de Comercio de Charleroi estableció la fecha del 20 de marzo de 2006 para el comienzo de la vista oral, con probable dictamen de la sentencia del caso a mediados de mayo, junto con la previsible intervención del Tribunal de Justicia de la Unión Europea con sede en Luxemburgo.

Esta fecha de mayo tiene gran relevancia, ya que el Mundial 2006 empezará a disputarse el 9 de junio en Alemania. En función del resultado de esta sentencia se producirán consecuencias importantes para las Federaciones Nacionales. Podría ocurrir que, en caso de ser favorable a los intereses del Charleroi, los Clubes se negaran a ceder sus jugadores a las selecciones para el Mundial si no reciben compensaciones económicas como contraprestación.

Pues bien, el Presidente de la FIFA (Federación Internacional de Fútbol Asociación), JOSEPH S. BLATTER, ha contraatacado a la demanda judicial del Charleroi y del G-14, no en los Tribunales, sino en los medios de comunicación, en concreto, en el importante diario económico inglés THE FINANCIAL TIMES, con su artículo del pasado 12 de octubre titulado "Greed is threatening the beautiful game" (con una traducción literal similar a "La codicia amenaza al precioso juego (del fútbol)". BLATTER califica al fútbol como una inversión de alto riesgo, en la que sus activos no son mercancías, sino personas.

En su escrito ataca sin piedad a los jugadores, a los Clubes y a sus Presidentes. Considera que estamos asistiendo a un nuevo tipo de comercio, a un nuevo mercado, generado por representantes (agentes de los futbolistas) deshonestos y avariciosos dueños de clubes, cuya único objetivo es incrementar al máximo sus propios ingresos y no los del Club, con la compraventa de los talentos más prometedores del fútbol internacional. Llega a afirmar que hay Presidentes de Clubes que están invirtiendo en el juego cantidades "pornográficas" de dinero y de dudosa procedencia. Se da la coincidencia que algunos de estos Clubes se hallan representados en el grupo G-14.

Recordemos que el Club belga CHARLEROI, apoyado por el G-14 (colectivo que reúne a los 18 clubes más poderosos de Europa, entre ellos, el Real Madrid, Barcelona y Valencia), asegura que la normativa de la FIFA sobre la cesión de jugadores a las selecciones nacionales supone un flagrante abuso de posición dominante. Según expertos en Derecho Comunitario se está produciendo una clara violación del artículo 82 del Tratado de la Unión Europea. Esta normativa de la FIFA puede ser contradictoria con las reglas de la libre competencia dictadas en el Derecho Comunitario.

La FIFA ningunea, al menos aparentemente, al G-14. Este colectivo G-14 sigue esperando una respuesta formal de la FIFA en relación a sus principales demandas:

Compensación económica por la cesión de los jugadores internacionales a las selecciones nacionales. Los Clubes no tienen por qué asumir unilateralmente los riesgos de las posibles lesiones y mermas de rendimiento de sus jugadores, a los que pagan fabulosos salarios. Recientemente el jugador del Real Madrid, ZINEDINE ZIDANE, se lesionó en un partido con la selección de Francia. Teniendo en cuenta los 14.000 millones de las antiguas pesetas que ha supuesto su fichaje por la entidad madrileña, durante un periodo de 6 años, la lesión ha supuesto al Club que le paga, aproximadamente dos millones de euros con rendimiento nulo. La FIFA afirma que deben ser las Federaciones Nacionales quienes deberían asegurar a sus jugadores.

Participación en los cuantiosos beneficios económicos obtenidos por la FIFA en las competiciones que ella misma organiza. Sin embargo, la FIFA considera que ya es bastante con la reinversión directa que efectúa en el mundo del fútbol, a través de las Federaciones Nacionales, del 75 por ciento de los ingresos que genera, en cuanto a programas de desarrollo, asistencia financiera y competiciones para la juventud. Según BLATTER, no puede decirse lo mismo de los 207 miembros nacionales de la Federación Internacional y, mucho menos, de la mayoría de Clubes.

Participación conjunta en la elaboración de los calendarios de las competiciones internacionales, así como en las condiciones y plazos en que los jugadores internacionales deben acudir con sus selecciones nacionales. No puede ser que las selecciones dispongan de los jugadores de los Clubes cuando quieren, sin importar los perjuicios que ocasionan a quienes les pagan.

Es evidente que si no se hubieran producido los reprochables y agresivos abusos sobre los Clubes que se dan en la actualidad, no se habría producido este nuevo episodio de judicialización del fútbol. Es intolerable que la FIFA esté violando continuamente la normativa comunitaria en materia de competencia al actuar simultáneamente como regulador y agente interesado en el mismo mercado. Se está produciendo una posición manifiesta de monopolio por parte de la FIFA como reguladora del fútbol internacional.

En el artículo citado del rotativo inglés, los ataques de BLATTER rozan imputaciones cuasi-delictivas y vulneran el derecho al honor de diversos profesionales. Afirma que unos cuantos Clubes afortunados son ahora más ricos que nunca, indicando que lo preocupante de esta situación es el hecho de que, con demasiada frecuencia, la fuente de esta riqueza se encuentra en algunos individuos con poco o ningún interés en el juego, que han llegado al fútbol para convertirlo en un medio al servicio de algún propósito oculto. Habla de la presencia de un capitalismo salvaje y mal dirigido (al estilo del Salvaje Oeste), con la llegada masiva de dinero, que está produciendo consecuencias realmente perniciosas.

Según BLATTER, es el momento de actuar y poner freno a los excesos para proteger los cimientos del fútbol. Debe generarse una nueva regulación de este deporte, que tiene más de 1.300 millones de seguidores en el mundo. Debe controlarse a los Presidentes de Clubes que "se han colado en este deporte" y se dedican a dilapidar en él cantidades exorbitantes de dinero. El fútbol profesional está siendo acribillado por prácticas que, en el mejor de los casos, ponen en evidencia la cara más fea del fútbol de Clubes, y, en el peor, amenazan su existencia misma.

BLATTER exige una oposición frontal a un nuevo tipo de esclavitud, que se produce cuando los especuladores compran los "registros" o derechos comerciales de jugadores jóvenes, frecuentemente brasileños, que generan beneficios cada vez que se produce un fichaje de esos deportistas. FIFA no aceptará más este tipo de transacciones que se hallan muy lejos del nivel mínimo de decencia.

También considera inaceptables las negociaciones salariales que ofrecen el triste espectáculo de jugadores, con una educación más bien básica (semianalfabetos), "a menudo muy mal hablados", que están cobrando 100.000 libras esterlinas semanales (150.000 euros), y se dedican a chantajear a sus clubes hasta que consiguen, por ejemplo, 120.000 libras (180.000 euros). Sin citar nombres, parece que se dirige contra el defensa central del MANCHESTER, RÍO FERDINAND, que ha protagonizado unas negociaciones contractuales muy controvertidas.

Por otro lado, BLATTER no es partidario de establecer un tope salarial en los equipos profesionales tal como ocurre en deportes norteamericanos (la NBA, como referencia). Considera que se forzaría una regulación sobre los Clubes que podría ser contraria a las normativas de la Unión Europea en cuanto a la libre competencia. Se crearía un nuevo problema para Clubes y jugadores.

Frecuentemente, los jugadores citados anteriormente inician ese tipo de negociaciones instigados por representantes inmorales, cuyos ingresos se establecen en función de los porcentajes que obtienen de los nuevos acuerdos que firman los jugadores con sus clubes. La reglamentación actual exige que sean los jugadores quienes abonen honorarios a sus agentes por sus gestiones. Sin embargo, los Clubes siguen pagando a los agentes sin tener la obligación o la necesidad de hacerlo. ¿Acaso los intermediarios cobran el mismo servicio por partida doble: de jugadores y de Clubes?.

BLATTER no ve lógico que un "hombre de ventitantos años" se crea con derecho a exigir sueldos mensuales que su propio padre, y la mayoría de ciudadanos no ganan ni en una década. No puede ser que un jugador perciba entre 6 y 8 millones de libras al año (entre 9 y 12 millones de euros), cuando el presupuesto anual de algunos de los clubes que participan en la Champions League no alcanzan ni la mitad de esa cifra.

Otra ácida crítica que realiza el Presidente de FIFA es respecto al pobre interés que tienen los Clubes en la educación de sus jóvenes deportistas. A la mayoría de las entidades sólo interesa el rendimiento del futbolista en el terreno de juego, considerando irrelevante su educación personal extradeportiva. También es posible que se dirija contra DAVID BECKHAM, el jugador inglés del Real Madrid, cuando arremete contra el mal ejemplo y la "falsa popularidad de unos pocos ídolos".

Asimismo plantea una reflexión sobre los precios exagerados de las entradas para ver los partidos de fútbol, por lo que no es de extrañar el hecho de que cada día haya más asientos vacíos en los estadios, y también sobre la auténtica saturación de coberturas televisivas en directo de los partidos.

Los Presidentes dilapidan fortunas inagotables en conseguir reunir en su equipo a un grupo de jugadores de élite y en controlar el fútbol de clubes en todo el mundo. Aunque no cita directamente dueños, Clubes o Ligas, se sobreentiende que sus acusaciones se dirigen principalmente contra la PREMIER LEAGUE inglesa, y, en particular, contra su campeón, el CHELSEA, dirigido por el magnate ruso ROMAN ABRAMOVICH. Según rumores, controla a través del grupo inversor MSI a clubes como el Corinthians brasileño, el Oporto portugués, el CSKA moscovita y el PSV holandés. ABRAMOVICH llegó al CHELSEA hace dos años y ya se ha gastado (¿invertido?) aproximadamente 500 millones de dólares (unos 415 millones de euros) en fichajes de jugadores.

Lo mismo parece que puede suceder con otro Club histórico inglés, el MANCHESTER UNITED, que ha sido comprado recientemente por otro magnate de los negocios, el norteamericano MALCOLM GLAZER, propietario a su vez del equipo TAMPA BAY BUCCANEERS. Recientemente se han producido disturbios y manifestaciones en Manchester, con quejas ostensibles de los aficionados y socios de esta entidad acerca del control de la familia de los GLAZER. En Escocia, se encuentran con otro problema parecido: el control del HEARTS, por parte de otro hombre de negocios lituano: VLADIMIR ROMANOV.

Se pregunta si puede tener interés una Liga cuyo campeón es más que predecible después de las primeras cinco jornadas (en clara referencia de nuevo al CHELSEA). Es evidente que si los resultados deportivos son fácilmente previsibles, se pierde interés en la competición, y, por consiguiente, se generarán ingresos y beneficios inferiores.

También se cuestiona si para un aficionado sigue siendo de verdad "su equipo" un Club cuya plantilla está formada por futbolistas de 19 nacionalidades diferentes. Propone la introducción de un tope de jugadores extranjeros en los equipos iniciales. Cree que lo ideal sería la regla 6+5 (seis jugadores nacionales y cinco extranjeros) y debería buscarse una fórmula que no colisionara con la reglamentación comunitaria en cuanto a la libertad de circulación de los trabajadores de los países miembros de la Unión Europea.

Puede considerarse casi con seguridad que en el trasfondo de este ataque furibundo del Presidente BLATTER, está el sentimiento de acoso que tiene la FIFA ante lo que se le viene encima. La FIFA tiene miedo real a perder la posición monopolística que ha ostentado hasta ahora en el mercado futbolístico internacional. Aunque en el fondo puede tener razón en sus argumentos, no parece serio que quien lo denuncie ahora sea la propia FIFA, que en la actualidad está abusando continuamente de su posición dominante en el mercado, saltándose las normas de la libre competencia, coaccionando a sus afiliados continuamente, impidiéndoles acudir a la justicia ordinaria bajo amenazas de sanciones fulminantes (descensos de categorías, inhabilitaciones, multas cuantiosas, etc.). Puede afirmarse que la fantástica salud de que disfruta la propia FIFA tiene su origen en parte por la participación en sus Torneos de esos jugadores "semianalfabetos, mal educados, mal hablados" a los que ahora él critica con dureza, y a los Clubes que le han permitido sus numerosos desmanes monopolísticos, con normativas establecidas e impuestas de modo unilateral por parte de la FIFA. Como dice GORDON TAYLOR, Director Ejecutivo de la Asociación Profesional de Futbolistas Británica, "BLATTER está mordiendo la mano que le da de comer".

Ahora BLATTER promete dedicar un porcentaje (5 %) del dinero que se repartirá en premios en el Mundial de Alemania 2006 para compensar a los Clubes con jugadores que resulten lesionados durante esta competición. Es consciente de que hay muchas Asociaciones que no son "ricas" y que esto representará una ayuda. También promete estudiar cómo mejorar la situación de los Clubes y jugadores en cuanto a los aseguramientos y asistencia médica.

Veremos cómo acaba el asunto. Está a punto de comenzar el juicio del CHARLEROI y del G-14, y BLATTER promete la inmediata creación de un nuevo grupo de trabajo de la FIFA ("Task Force", denominado "For the Good of the Game") que se encargará de regular este tipo de excesos, con el objetivo de combatir "las lacras del fútbol" y la corrupción, aunque realmente no indica ninguna concreta solución inmediata. Para él, "la gran mayoría lucha con lanzas, mientras que unos pocos avariciosos gozan de un poderío financiero equivalente a la posesión de cabezas nucleares". Quiere luchar con fuerza contra una sociedad futbolística de clubes ricos y depauperados, a cuyos propietarios acusa de no tener ningún interés en el deporte. Su objetivo es recuperar los orígenes del fútbol, que tiene más que ver con las raíces populares que con los ídolos, y evitar que la codicia se apodere del mundo del fútbol. Cree necesario un cambio de mentalidad en todos los niveles: jugadores, Clubes, entrenadores, agentes o intermediarios, para replantear las prioridades del deporte rey.

La pregunta del millón sería: ¿podría imponerse la siguiente regulación: iguales presupuestos para todos los Clubes pertenecientes a la misma categoría, iguales ingresos por derechos televisivos para todos los clubes?. La FIFA no podrá ir en contra de las leyes del mercado de la oferta y la demanda. La guerra está perdida en este terreno.

De todos modos, no deja de ser paradójico que una organización como FIFA, que no siempre está en línea con las diferentes normativas de la Unión Europea, solicite ahora ayuda de las autoridades públicas para poder investigar el origen dudoso de los fondos que están llegando al fútbol por parte de hombres de negocio que han visto en este deporte una gran posibilidad de beneficio rápido y cuantioso. También es curioso que la FIFA quiera que se alcance el máximo nivel de transparencia en los Clubes, cuando su organización internacional está continuamente cuestionada por las formas de obtener sus enormes beneficios y por su falta de transparencia.

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Barcelona, 21 de Octubre de 2005.

Javier Latorre Martínez

Socio AEDED. Vicepresidente FCB.

e-mail: javierlatorre.m@telefonica.net

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VER ARTÍCULO ANTERIOR DEL MISMO AUTOR (de 11 de octubre de 2005)

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