Ley del deporte profesionalSabino López En estos días comenzó a caminar, en el Congreso de los Diputados, la denominada Subcomisión del Deporte Profesional y ya saltaron los primeros comentarios con los tópicos de siempre en relación al fútbol.
Así se pudo comprobar como diputados mencionan, como su gran aportación al debate, que el fútbol profesional debe dinero a Hacienda y a la Seguridad Social y, según ellos, en base a tal circunstancia, hay que reformar el deporte profesional. Estos diputados saben que no están exponiendo la realidad de tales deudas ya que son conocedores de que el fútbol profesional tiene, suficientemente, avaladas las mismas. Seguro que los responsables del Ministerio de Hacienda estarían muy tranquilos si otros sectores de la economía española pudieran ofrecer, como garantías de las deudas que mantiene con Hacienda, las que tiene establecidas el fútbol profesional.
No parece tener muy buen comienzo el caminar de tal subcomisión. Además, por las noticias que se van lanzando, parece ser que las comparecencias que se anuncian, se dirigen a que los diputados miembros de tal Subcomisión tengan una fotografía con el dirigente o deportista de moda. También, cuando la ocurrencia se pone por delante del rigor, surgen afirmaciones que pretenden tener un impacto de originalidad que nada tiene que ver con la realidad. Formulo este comentario ante la afirmación del Secretario de Estado para el Deporte cuando anuncia que hay que ir a una Ley del Deporte Profesional en la que se contemple “la definición del deporte profesional y contemple el derecho a afiliarse a la Seguridad Social” (sic).
El artículo 1. dos del Real Decreto 1006/1985, de 26 de junio por el que se regula la relación laboral especial de los Deportistas Profesionales, define que “ son deportistas profesionales quienes, en virtud de una relación establecida con carácter regular, se dediquen voluntariamente a la práctica del deporte por cuenta y dentro del ámbito de organización y dirección de un club o entidad deportiva a cambio de una retribución”. Tal definición recoge todas las notas que el Estatuto de los Trabajadores fija, en su artículo 1, para definir como laboral una relación de trabajo. Al mismo tiempo, existe innumerable jurisprudencia al respecto.
Por el Real Decreto 2621/1986, de 24 de diciembre, se integró en el Régimen General de la Seguridad Social los futbolistas profesionales, haciéndolo los ciclistas profesionales por el Real Decreto 1820/1991, de 27 de diciembre, mientras que los jugadores profesionales de baloncesto y balonmano se incluyeron en el Régimen General de la Seguridad Social por los Reales Decretos 766/1993, de 21 de mayo, y 1708/1997, de 14 de noviembre, respectivamente. El artículo 2. 1 d) considera relaciones laborales de carácter especial la de los deportistas profesionales. Por tanto, con estas breves referencias se puede entender que no resulta necesario el buscar otra definición del deportista profesional ya que está, suficientemente, precisado según se desprende de la normativa, en vigor, a la que se hizo mención más arriba.
Es importante decir, en estos momentos, que el fútbol profesional en España siempre fue a la vanguardia de la normativa laboral. Nuestra cláusula de rescisión del famoso Decreto 1006/1985, de 26 de junio, tantas veces criticado y denostado, se va a implantar en varios países. Cuestión diferente es que puedan existir deportistas que practiquen una modalidad deportiva sin estar vinculados a club o entidad deportiva alguna. En tal supuesto, la normativa actual propicia el que se puedan dar de alta como trabajadores autónomos y, en su consecuencia, puedan afiliarse a la Seguridad Social.
Otra de las ideas, de alto calado, que se lanzan al debate, por los ideólogos del futuro, viene de la mano de afirmaciones tales como que ha de existir “un órgano regulador independiente” a fin de que los desmanes del fútbol no se produzcan. No hay duda que suena ello muy bien para regalar los oídos a quienes, con total desconocimiento de la realidad del fútbol, critican las estructuras del mismo. El deporte profesional y, en concreto el fútbol, tiene en estos momentos varios órganos reguladores independientes, o , así, al menos, se autotitulan. Estos órganos reguladores se pueden concretar en la F.I.F.A., la U.E.F.A., la R.F.E.F., la Liga Nacional de Fútbol Profesional, el Consejo Superior de Deportes, el Ministerio de Interior, el Ministerio de Hacienda, el Ministerio de Asuntos Exteriores, el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, el Ayuntamiento, la Comunidad Autónoma, etc..
Pero es curioso, sólo sale el debate y crítica a las estructuras de un club o sociedad anónima deportiva y su control cuando en lo deportivo no hay éxitos. Por principio los que tienen éxitos deportivos están perfectamente gestionados y su gestión se estudia en grandes centros de pensamiento económico. Pero ese club modelo, si en el plazo de una temporada o menos, cae en el mal momento deportivo, la gestión se convierte en un desastre y a sus dirigentes hay que “quemarlos en la plaza pública”. Este es el mundo del fútbol, en su esencia pura. Hay quienes dicen que el modelo de haber transformado los clubs de fútbol en sociedades anónimas deportivas no sirvió para evitar que en el fútbol se originaran deudas y , como consecuencia de ello, ha de cambiarse de modelo. Siguiendo, tan ingenioso razonamiento, se puede afirmar que la Ley de Sociedades Anónimas tampoco sirvió para evitar que las sociedades que se constituyen a su amparo, tengan deudas y por ello no se escucha a nadie decir que se ha de cambiar el modelo, ni siquiera, en estos momentos, de gran crisis. Pero es que los clubs que decidieron no transformarse en sociedades anónimas deportivas, con el modelo de clubs deportivos también tienen deudas y, en ellos, hay convulsión social cuando los resultados deportivos no son positivos. Hace unas fechas, se leían declaraciones de un ex – futbolista, manifestando que el modelo del Real Madrid C.F. había que cambiarlo. En tiempos, no muy lejanos, se llevó a cabo un voto de censura contra la Presidencia del F.C. Barcelona. En el Atletic Club de Bilbao se pasaron, recientemente, convulsiones importantes. Todas ellas coinciden con una situación deportiva deteriorada. Ahora, el C.F. Barcelona goza de una buena situación deportiva y ya nadie se acuerde del “desastre” de gestión que antes se proclamaba. Ahora, también ahora, se clama por la vuelta de un Presidente que, en su día, tuvo que abandonar la presidencia del club ante la falta de éxitos deportivos. Lo llaman los mismos que lo echaron. Repito, esto es el mundo del fútbol en su esencia pura.
El deporte profesional, como actividad económica que es, tiene y sufre los mismos desequilibrios que se producen en el orden económico, sabiendo adaptarse a las circunstancias. En momentos de crisis, se ajustarán los presupuestos y se mantendrán, en el caso del fútbol, aquellas sociedades anónimas deportivas y clubs que sepan adaptarse a las nuevas situaciones. Y estoy seguro que serán casi todos.
Por cierto, el Liverpool tiene forma de sociedad anónima y sus propietarios no son ingleses, y, sin embargo, su afición que normalmente llena el estadio, canta “el nunca caminarás sólo” cuando los éxitos deportivos acompañan y, a veces, cuando no acompañan.
Sabino López.Abogado.
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