22 de julio de 2008 |
Régimen jurídico para la prevención y represión de la violencia, el racismo y la xenofobia en el deporte
Por José Bermejo Vera
El deporte, o por decirlo mejor, las actividades deportivas -salvo alguna excepción notoria, como el boxeo que, por otra parte y según aseguran sus partidarios no es más agresivo que otras modalidades deportivas- ha contribuido, quizá más que ninguna otra actividad humana, a la paz entre los pueblos. Decía un conocido apologista del deporte que, junto al sexo y la música (y, lamentablemente, las drogas), el deporte, incluso en su faceta competitiva, traspasaba fluidamente todas las fronteras, contribuyendo así al recíproco conocimiento de los seres humanos y, con excepción evidente de las drogas, facilitando, en cierto modo, la armonía y el equilibrio entre las naciones. Extraña, por ello, que, desde hace unos pocos años, se han desbordado los acontecimientos negativos y muchos Estados han tenido que acometer una ímproba tarea para combatir seriamente todas las manifestaciones agresivas en torno al deporte, y con especial dureza las que producen violencia, racismo, xenofobia e intolerancia .
Y es que, en efecto, la extraordinaria dimensión del deporte en la actualidad no deja de producir secuelas negativas. José Antonio Marina llega a vincular ela actividad deportiva con la codicia política, llegando a decir "... que los juegos y deportes hayan de estar regidos por minuciosos reglamentos muestra hasta qué punto el hombre es un jugador imperfecto, que no depone con facilidad su codicia y su poder” . Sin embargo, no todo el deporte ha de ligarse con estas “virtudes” humanas que alude el filósofo español. Es absolutamente cierto que, como factor cultural, económico, social, las actividades deportivas se desarrollan en un clima de progreso impensable en épocas anteriores. Del “poco más que un pretexto para desatar las más bajas pasiones” (Eduardo Mendoza dixit (a propósito del siglo XIX) y otras lindezas por el estilo, hemos derivado en una actividad que curte muy positivamente al ser humano, haciéndole hombre deportivo, como hombre cultural . En la exposición de motivos de la Ley estatal del Deporte, se afirma, con razón, que “el deporte se constituye como un elemento fundamental del sistema educativo...un factor corrector de desequilibrios sociales....elemento determinante de la calidad de vida y la utilización activa y participativa del tiempo de ocio en la sociedad contemporánea”. Todo ello explica y justifica que en nuestra Constitución de 1978, ese gran instrumento para la convivencia democrática y extraordinario modelo de lex fundamentalis para una nación, se recogiese explícitamente, entre los principios rectores de la política social y económica, la obligación de todos los poderes públicos de fomentar...la educación física y el deporte (art. 43. 3) . TEXTO COMPLETO
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Modificado el ( 22 de julio de 2008 )
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