12 de abril de 2008 |
GETAFE, DEPORTE, VIDA
Por Ángel Andrés JIMÉNEZ BONILLO
Acabo de ver la eliminación (que no derrota, porque no ha perdido y porque nos ha enamorado) del GETAFE en la Copa de la UEFA. Un cúmulo de emociones aparentemente opuestas se sucedían de forma demoledoramente intensa. ¿No es eso el deporte? Ellas son las que lo hacen tan extraordinario. Como en el arte, buscamos en el deporte acercarnos a lo absoluto, a lo infinito, a todo aquello que nos conduzca a trascendernos a nosotros mismos para alcanzar cotas quizás no habituales, pero a las que estamos llamados por vocación natural. Acabo de ver y vivir todas esas emociones y, todavía rumiándolas en mi espíritu, recuerdo que sigo teniendo motivos para creer en el deporte y en su capacidad para sacar lo mejor de las personas; pero también recuerdo, con tristeza, que a veces lo empobrecemos con la violencia (la física y la verbal) hasta degradarlo y degradarnos. Creo que nos equivocamos (vaya yo por delante) si depositamos nuestras esperanzas únicamente en los resultados de los partidos y de las competiciones. Es preferible (y es también más verdadero, más puro y más humano) apasionarse con la propia superación; con la gallardía en la victoria y la mano tendida en la derrota; con la aceptación de los vientos favorables de la fortuna, y los reveses de las adversidades. Ese es el camino para que el deporte nos ayude a vivir una vida humana. Porque, no lo olvidemos, el deporte sólo es un medio de dignificar al ser humano. Nada más. Y nada menos.
11 de abril de 2008.
ÁNGEL ANDRÉS JIMÉNEZ BONILLO
ÁRBITRO DE FÚTBOL
AUTOR DE LOS ARTÍCULOS "POR LA DIGNIDAD DEL ÁRBITRO Y DEL DEPORTE" (I AL VIII).
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Modificado el ( 12 de abril de 2008 )
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