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16 de septiembre de 2012 |
Paul Gascoigne, el genio que nunca dejó la botella
Por Javier Torres Cifuentes
Hablar de un jugador de fútbol inglés bebedor es algo normal. Pero dentro de esa normalidad, en ocasiones surgen figuras, antihéroes, que pulverizan al resto en cuanto a conducta díscola y personalidad adictiva. Uno de los jugadores con más calidad de los años 90, Paul Gascoigne, es a la vez uno de los personajes al que más se le puede colgar el cartel de genio dentro del campo, loco de atar fuera de él.
‘Gazza’ nació el 27 de Mayo de 1967 en la localidad inglesa de Gateshead, en el lado sur del río Tyne. No tuvo lo que se dice una infancia feliz. Su familia tenía que ingeniárselas para llegar a fin de mes, en una de los barrios más pobres y conflictivos de la zona. En semejante escenario, los primeros años de Gascoigne no fueron fáciles. Quedó traumatizado después de presenciar la muerte de un amigo muy cercano, un hecho que le marcaría para el resto de sus días. Ello, unido a, múltiples cambios de domicilio, graves problemas económicos y la muerte de su padre, tras 8 meses ingresado por una hemorragia cerebral, provocaron que se desencadenase en él un trastorno obsesivo compulsivo antes de llegar a la adolescencia.
Incluso llegó a tener problemas con la ley debido a pequeños hurtos y grescas. Pero pese a todo ello, Paul jugaba al fútbol de maravilla, y a los 13 años firmó su primer contrato como futbolista juvenil con el Newcastle United, equipo con el que se forjó un nombre en Inglaterra, siendo nombrado mejor jugador juvenil en 1988, lo que le valió para fichar por el Tottenham Hotsupur, a cambio de 2 millones de libras, el traspaso más caro de la historia del fútbol hasta ese momento.
En Newcastle habían estado a punto de echarle muchas veces por mal comportamiento, pero sencillamente era demasiado bueno. La paciencia del club se tradujo en un traspaso millonario. Su estilo de juego, combinando fintas de ensueño, cambios de ritmo imparables, y una pegada prodigiosa, con la agresividad de los perros de presa más fieros de la liga, le condujeron a ser llamado a filas en la selección inglesa.
En el Mundial de 1990, protagonizó una de las imágenes más recordadas del torneo, cuando rompió a llorar desconsoladamente, como un niño, al ver una tarjeta amarilla en la semifinal contra Alemania Federal que le dejaba sin jugar la final en caso de que su equipo ganase (hecho que finalmente no sucedería). En 1992, Gascoigne decide que es hora de demostrar su valía fuera de la Liga Inglesa, y ficha por la Lazio, para jugar en la Serie A italiana, donde no logró demostrar su valía en el campo, pero sí en los bares. En 1995 es traspasado al Glasgow Rangers escocés, donde recupera su mejor nivel, marcando 30 goles en 3 temporadas. En 1996 es elegido mejor jugador del campeonato y es convocado para jugar la Eurocopa de 1996 con Inglaterra. Las cosas iban bien para ‘Gazza’.
A partir de ahí, llegó la cuesta abajo. Fichó por el Middlesbrough en 1998, donde sus problemas personales casi no le dejaron jugar al fútbol, para luego irse al Everton, equipo que abandona en 2002. Gascoigne decide entonces dejar el fútbol una temporada, y sus problemas con el alcohol se agudizaron. En 2003 decide probar suerte en China, firmando un contrato de 9 meses para jugar con el Gansu Tianma. No cumplió dicho contrato, y se dice que en el poco tiempo que estuvo en China, las reservas de alcohol chinas se redujeron notablemente. En 2004 se retira definitivamente del fútbol en el Boston United, de la First Division (equivalente a las Segunda División B española).
Su retirada del deporte rey hizo que Paul cayese con más fuerza que nunca entre las garras de su peor enemigo, la bebida. Múltiples problemas con la ley, agresiones a fotógrafos, drogas, y alcohol. La jubilación dorada.
En 2008 fue ingresado en contra de su voluntad en un centro de salud mental, del que salió para, meses más tarde ser ingresado en un hospital de Faro (Portugal) por sobredosis de alcohol y drogas. Se comenta que, poco antes, la policía le detuvo mientras lloraba a las puertas de un Pub, pidiendo a gritos al dueño que abriese, ya que necesitaba su dosis.. Eran las 10 de la mañana.
Y es que la de Gascoigne nunca fue una vida fácil. Un genio loco, como muchos genios, como muchos locos.
"Probablemente va a morir pronto. No creo que sirva de nada ayudarle. Es una pérdida de tiempo. Si pudiera pedir un deseo, desearía que nos dejara. Que haya sido un gran jugador no quiere decir que sea un buen padre". - Regan Gascoigne, 12 años, hijo de Paul Gascoigne.
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Modificado el ( 12 de septiembre de 2012 )
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