EDITORIAL DE IUSPORT Pau Gasol, la autonomía de la voluntad y la independencia en la NBA
Cuando aún están calientes los folios en los que se plasmó el pacto que puso fin al lockout, la NBA se ve envuelta en otro conflicto, de menor entidad por supuesto, pero que no debemos pasar por alto.
Es conocido que la NBA constituye un caso aparte en el deporte profesional a nivel mundial. Muchas son sus peculiaridades, pero hay una reciente que llama poderosamente la atención. El caso es que uno de los clubes, la franquicia “New Orleans Hornets”, pertenece a la propia NBA, eso, lo que leen, mientras los otros 29 equipos poseen una estructura "normal", cada uno con su dueño.
¿Se imaginan a la Liga de Fútbol Profesional española dueña del R. C. Zaragoza?, por citar el caso de un club en peligro de descenso por razones económicas. ¿Se imaginan al Zaragoza compitiendo en Primera División siendo su propietario la propia Liga de Fútbol Profesional?. Los norteamericanos parece que sí lo aceptarían.
Una de sus franquicias pasa por serios apuros desde hace unos años, tan serios que hasta la propia liga-empresa ha tenido que acudir al rescate. La situación en los New Orleans Hornets era ya muy grave a finales de 2010, y es que no ha sido fácil mantener un equipo en una ciudad que todavía sufre las secuelas del huracán Katrina, y que, por tanto, no cuenta con ayuda de las autoridades políticas locales.
El propietario del 65% del equipo intentó vender su paquete al propietario del 35% restante, pero en ningún momento llegaron a un acuerdo. En ausencia de compradores, el propio David Stern, comisionado de la NBA, tuvo que hacerse cargo del equipo. Las cifras estimadas hablan de más de 300 millones de dólares para cerrar la transacción.
Stern adujo, en defensa de esta estrambótica decisión, que así se evitaría una devaluación económica del club y que, por tanto, la liga se viera perjudicada. Sin embargo, se sabe que varias ciudades, como Kansas City, Anaheim o Seattle, se han ofrecido para comprar la franquicia, pero el Comisionado de la Liga ha decidido mantener la titularidad del equipo.
En el caso que ahora se plantea con el canje de Gasol y otros, la NBA no ha visto con buenos ojos un acuerdo a tres bandas que afectaba directamente a “su” equipo, de ahí que –juez y parte- el Comisionado Stern haya bloqueado temporalmente el canje múltiple.
A diferencia de lo que ocurre en otros ámbitos, los traspasos de jugadores profesionales a través de canjes son comunes en la NBA, y los protagonistas no tienen voz ni voto: simplemente deben asumir la situación y marchar a su nuevo destino, cualquiera que sea. En la NBA, el nuevo equipo se hace cargo de cumplir con el contrato vigente de cada jugador que toma.
En Europa no es concebible teóricamente una situación similar, pero no porque sea un imposible legal. Simplemente no se dan tales decisiones sin contar con la voluntad de los propios jugadores, mientras estos no hayan cedido a un tercero, que puede ser un club, la potestad para decidir unilateralmente en cada caso su destino profesional. Justo lo contrario de lo que acontece en la NBA. Allí esta concedido “por defecto” (nunca mejor dicho lo de defecto).
Pero no nos engañemos. Todos sabemos que en la práctica, cuando un jugador, en Europa, hace gestos patentes de querer abandonar un club (Ej., Kum Agüero, del Atlético se pasó al Manchester City), por mucha cláusula de rescisión o duración del contrato, al final termina imponiendo su voluntad, aunque a veces sea con cierto retraso (Ej., Cesc, tardó cuatro años para pasar del Arsenal al Barça).
O al revés, cuando un club se empeña en quitarse de encima a un jugador también pasa por encima de contratos y acaba expulsándolo de su seno (Ejs., Etóo e Ibraimovic en el Barça).
Lo que no creo que veamos en Europa es un escenario en el que la entidad que agrupa a los clubes de una modalidad deportiva asuma la propiedad de uno de ellos. La gestión por parte de la NBA de uno de los clubes que compiten en la misma liga es, desde una óptica europea, una aberración en todos los sentidos.
EDITORIAL DE IUSPORT.
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