02 de febrero de 2010 |
EDITORIAL
Jaque al deporte no profesional
Jordi Zorrilla Mir ha alertado en IUSPORT sobre un asunto de la máxima trascendencia: los efectos expansivos de la Sentencia de 2 de abril de 2009 dictada en unificación de doctrina por el Tribunal Supremo. Esta sentencia viene a generalizar la presunción de laboralidad de los deportistas amateurs o aficionados, es decir, aquellos que no perciben de los clubes un salario sino una compensación por gastos. La sentencia implicaría convertir en trabajadores por cuenta ajena –de los clubes- a cientos de miles de jóvenes que compiten cada fin de semana dentro del llamado deporte federado con la esperanza de alcanzar algún día el deporte profesional, o simplemente por el afán de competir.
Las consecuencias económicas de esta sentencia para los clubes de categorías inferiores son incalculables: salarios, IRPF, alta en Seguridad Social, etc, y lo que es más grave, hacer frente a eventuales indemnizaciones por despido, cuando la realidad es muy otra. Todo el que conozca mínimamente cómo funciona el deporte-base sabe que los clubes de las categorías inferiores carecen de ingresos, no ya para pagar el salario mínimo interprofesional a sus jugadores, sino para cubrir sus propios gastos de estructura (dirección y administración) y los inherentes a la participación de aquellos en las competiciones (desplazamientos, alojamiento, manutención). Se nutren fundamentalmente del mecenazgo, de subvenciones públicas y de patrocinios privados, ya que los ingresos de taquilla son insignificantes, cuando existen. El voluntariado de su dirigencia y la motivación de los jóvenes, en cuanto participar en competición, ponen el resto.
La gravedad de lo expuesto aconseja una actuación inmediata del Gobierno español. Se impone un cambio normativo que mantenga, por supuesto, la exclusión del deportista amateur del ámbito de aplicación del Estatuto de los Trabajadores, y defina un nuevo concepto de la compensación por gastos. Es prematuro aventurar soluciones, pero parece evidente que debería ampliarse este elemento que caracteriza el amateurismo. En la nueva normativa podría preverse que estas compensaciones puedan materializarse en cantidades periódicas de igual cuantía, sin necesidad de justificación por el deportista.
El Gobierno tiene en sus manos, y en última instancia el Parlamento, evitar la desaparición de un sector social que funciona perfectamente desde hace decenios y que moviliza a cientos de miles de ciudadanos, amén de la extinción de toda una economía indirecta en torno suyo, como fábricas y distribuidoras de equipajes y material deportivo, servicios de transportes de personas, de hospedaje, medios de comunicación, etc...
IUSPORT. 2 de febrero de 2010.
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Modificado el ( 07 de febrero de 2010 )
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