14 de noviembre de 2009 |
EDITORIAL El nuevo IRPF o lo politicamente correcto
Hace escasos días hemos sido testigos de un conato de incendio en
el fútbol español con el amago de huelga por parte de la Liga de Fútbol Profesional.
Tras el anuncio de los grupos parlamentarios PSOE, BNG e IU-ICV de
haber llegado a un acuerdo para modificar la mal llamada Ley Beckham,
el presidente de la LFP, José Luis Astiazarán, salió a la palestra
mostrando de forma contundente su frontal oposición y adelantando que plantearía a la asamblea general de su organismo la
adopción de medidas de fuerza, incluida la suspensión de la
competición. La nueva normativa elevará el IRPF de los trabajadores no residentes desplazados a España, con rentas superiores a 600.000 euros anuales, al 43%, frente al 24% actual.
No cabe duda de que en esa improvisada reacción influyó el hecho, ciertamente anómalo, de que la LFP no fuese oída por los grupos parlamentarios antes de sellar el acuerdo. Consideró Astiazarán que una modificación del régimen especial de “impatriados” le supondría una factura de más de cien millones de euros que al final pagarían los clubes. Y añadió: "la liga española perderá potencia y dejará de ser la mejor del mundo en detrimento de otras. Habría menos consumo de televisión de pago y así, en cadena, menos interés de los patrocinadores, menos afluencia a los estadios, ...”
Sin embargo, poco después de esa reacción inicial, el propio presidente de la LFP cayó en la cuenta de que se había metido en un duro laberinto. Con el colectivo de jugadores españoles en contra y con la gran mayoría de los clubes de La Liga ajenos al problema, difícilmente podría imponer sus tesis, por otro lado impopulares. La Asamblea General se celebró tres días después en un ambiente tenso que traslucía la convivencia de dos intereses: el egoísta de los pocos clubes afectados por el cambio normativo y el interés de todos en mantener la solidez y cohesión de la Patronal del Fútbol.
En ese contexto, la única salida airosa para la LFP era aplazar las medidas de presión y anunciar su propósito de negociar con el Gobierno la reforma del fútbol profesional. Y así será, pero no parece probable que se haga de forma bilateral con el Gobierno. Lo esperable es que se lleve a cabo en el seno de la Comisión sobre Deporte Profesional ya existente en el Senado, pues no se entendería en este contexto una negociación paralela del Gobierno con El Fútbol.
Trasfondo. El asunto tiene relación directa con la insuficiente mayoría parlamentaria que sustenta al Gobierno central, el cual se ha visto obligado a transigir en cuestiones hasta ahora aplazadas, como ocurre con esta reforma fiscal, para poder sacar adelante los Presupuestos Generales del Estado de 2010. Hincarle el diente a un sector pujante es una papa muy caliente y lo cierto es que la aplicación inesperada (?) al mundo del deporte de una norma concebida (?) para atraer “cerebros” ha aupado a la Liga Española a lo más alto. ¿Cómo explicar si no la llegada en masa de los mejores futbolistas a nuestro país? Por cierto, ello tampoco ha impedido el progreso de la selección española, proclamada en 2008 campeona de Europa.
Por otro lado, son muchos los sectores económicos que giran en torno al fútbol, con un papel destacado de las operadoras de TV y los patrocinadores. Por eso, el Gobierno, a pesar de su convicción ideológica, no las tenía todas consigo y dejaba siempre el asunto del IRPF de los futbolistas sobre la mesa.
Y ahora, cuando prácticamente damos por hecho el cambio, el propio Ejecutivo se sigue haciendo esta pregunta: ¿la contrarreforma garantiza un aumento de los ingresos fiscales? No, la previsible disminución de parte de la actividad económica relacionada con el fútbol mermará ostensiblemente la generación de impuestos; lo sabe el Gobierno, pero en este preciso momento le conviene hacer "lo políticamente correcto".
EDITORIAL DE IUSPORT.ES
|
Modificado el ( 19 de noviembre de 2009 )
|