Esas preguntas se mueven en límites muy cercanos, incluso se relacionan entre si, por ello, ¿nos va a servir para algo esta nueva ley? O mejor, ¿nos va a permitir llegar a una mayor profundidad en la lucha contra el dopaje? O incluso ¿nos situará en el camino para conseguir una lucha más justa contra el engranaje del dopaje?

Las tres preguntas tienen una sola respuesta, y se podrá decir más alto, pero seguro, nunca más claro, a partir de ahora, podremos hablar de un antes y un después en la lucha contra el dopaje, ahora hablaremos de igualdad, ya no habrá como antes un solo culpable, ni el deportista será el epicentro del problema, ni el dedo indicará en esa sola dirección, ahora también pagará su coste el inductor, ese que está cerca pero que pasa desapercibido, no importa cual sea su profesión; entrenador o preparador, médico o masajista, director o patrocinador, todos los que se muevan en el camino, serán responsables del problema, no cabrá excusas, incluso es una ley donde cabe hasta el arrepentimiento, así que en resumidas cuentas, a partir de este momento, sentiremos mucho más la importancia de una norma escrita que se convierte en aliada con los que luchamos día tras día y de forma continuada, para mejorar en primer lugar, el juego limpio, para velar por que prime el principio de igualdad para todos, pero sobre todo y de forma especial, para que entendamos la salud, en un deporte donde no siempre es lo importante, como el máximo objetivo a conseguir. Bienvenida sea.

Las Palmas de G.C., a 3 de noviembre de 2006.

Antonio S. Ramos Gordillo es Dr. en Medicina, especialista en Mecicina Deportiva y vicepresidente de la Comisión Antidopaje de Canarias