La fidelidad de “Le God”: Matt Le Tissier
Por Javier Torres Cifuentes
Matthew Paul Le Tissier, o, como le conocen en su querida Southampton, "Le God", es, muy probablemente, el mejor jugador, en cuanto a técnica individual se refiere, de la historia de Inglaterra. No el más completo, pero sí el más artista. Un genio, pero por encima de todo, un hombre fiel. Y es que la carrera de Le Tissier, con todo su talento, se desarrolló en un único y más bien tirando a modesto equipo: El Southampton F.C., en el cual militó desde 1986 hasta 2002, esto es, quince temporadas, rechazando los cantos de sirena del A.C. Milan, de la Lazio, e incluso del Atlético de Madrid.
Matt Le Tissier nació en la isla de Guernsey, situada en el Canal de la Mancha, entre Francia e Inglaterra, pero que depende de la corona inglesa, un 14 de octubre de 1968. Debido a la situación geográfica de Guernsey, Matt podía elegir entre jugar con la selección inglesa o la francesa. Evidentemente se sentía inglés, así que se decantó por jugar con los "Pross". Lo malo es que casi ningún seleccionador apostó por él, cegados por el hecho de que jugaba en un club modesto como el Southampton. En toda su carrera, Matt sólo disputó 8 partidos con la selección. Estuvo preseleccionado para la Eurocopa 96 y el Mundial 98, quedándose fuera en ambos casos de la lista definitiva. Todo ello pese a ser reconocido internacionalmente como un “crack”. Aún recuerdo la sección "Los Ases del fin de semana", de "El día después", en Canal +. No había lunes en que Le Tissier no apareciese con alguna de sus obras maestras.
En total, "Le God" marcó 201 goles en 528 partidos con la camiseta de su amado Southampton, ciudad que le encumbró como ídolo local. De hecho, cuando entras en la ciudad, varios carteles anuncian que estás en "Southampton, the city from Le God".
Como jugador, Matt recordaba a Zizou en la conducción del balón. Elegante, siempre fintando, regateando casi sin moverse. Todo lo que hacía parecía sencillo. En ocasiones se le tachó de ser un jugador lento, pero la realidad es que Le Tissier no necesitaba ser rápido, como así ha sido con la mayoría de jugadores artistas de su tipo. Otra de sus características era la manera en que pegaba al balón, siempre fuerte pero muy colocado. Sus golazos de volea, o desde larguísimas distancias por la escuadra eran marca de la casa. También era un especialista desde los 11 metros. En 16 temporadas lanzó 50 penas máximas, fallando sólo una.
Uno de esos jugadores especiales, que, seguramente, habría llegado a más si hubiese tenido más ambición, o hubiese abusado menos del chocolate y de la cerveza, sus dos grandes pasiones aparte del balón. Pero, en el fondo, Matt era feliz así. Militando en el club de sus amores, haciéndolo bien, y siendo reconocido internacionalmente. Muchos jugadores de hoy en día deberían tomar ejemplo de Le Tissier, que de verdad sentía los colores de su zamarra.
Los seguidores de los Saints siguen haciendo sonar cánticos en el St.Mary's Stadium recordando a su ídolo. A su Dios: "He is God, Le God".
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