Eric Cantona: ‘The King’
Por Javier Torres Cifuentes
Hablar de Eric Cantona es hablar de uno de los grandes iconos del fútbol de los años 90, y del mejor jugador de la historia del Manchester United y de la Premier League, según una encuesta realizada en 2001 a 126.000 aficionados del equipo de Old Trafford. Un jugador que además de ser poseedor de una calidad sobrenatural, era adorado por los aficionados por su carácter. Y es que Eric Cantona era un líder natural, de personalidad arrolladora, un genio capaz de hacer maravillas con un balón, liderar un equipo, erigirse en héroe, para segundos después auto-expulsarse por una agresión al rival, insulto al árbitro, o, como más adelante recordaremos, una patada voladora a un aficionado. Así era Cantona, ángel y diablo. "The King". "Dieu".
Nacido el 24 de Mayo de 1966 en Marsella, cuna de grandes genios del balón como Zinedine Zidane, o Samir Nasri, entre otros, Eric Cantona se formó en la cantera del Auxerre, equipo con el que debutó en primera división en 1983, a los 17 años, bajo las órdenes del eterno Guy Roux. Tras 5 años mostrando su calidad, fue traspasado al equipo de su ciudad natal, el Olympique de Marsella, dominador del fútbol francés en aquella época. Su carácter difícil hizo que su adaptación no fuese fácil, por lo que fue cedido primero al Girondins de Burdeos, y después al Montpellier.
En 1990 regresa al Olympique, para desvincularse del club definitivamente al año siguiente. Decepcionado por no triunfar en su propia casa, Cantona ficha por un equipo de segunda fila, el Nîmes. Tiene 25 años, y su carrera se ha estancado bastante. En el Nîmes no juega mal, pero en una de sus características idas de olla, en un partido lanza el balón a la cara del árbitro como forma de protesta, lo que le vale una sanción durísima por parte del comité de disciplina de la liga francesa, sanción que aumentó en 3 meses tras llamar Cantona idiotas a sus miembros. Este incidente hace que Cantona baje los brazos, y decepcionado con el fútbol, rescinde su contrato con el Nîmes en diciembre de 1991 y anuncia su retirada. Un mes después, Cantona se arrepiente, porque ama demasiado a su deporte, y se va a probar suerte a Inglaterra. Sin saberlo, toma la decisión más acertada de su vida.
Cantona aterriza en el país inventor del fútbol de la mano del Sheffield Wednesday (equipo, por cierto, al que, como al Feyenoord, seguimos los fans del ‘Fiebre Maldini’ gracias al gran Iván Castelló), que tras tenerlo a prueba unas semanas, decide rechazarle. Deben estar tirándose de los pelos todavía. El que sí le aceptó fue el Leed United, equipo con el que gana la liga en 1992, siendo pieza clave del equipo. Ese mismo año Alex Ferguson, mánager del Manchester United, se encapricha con el jugador francés, que ese mismo verano ficha por los "Red Devils".
Con el Manchester United, Cantona conseguiría 4 ligas y 2 copas inglesas, convirtiéndose en una leyenda del fútbol, y en imagen de la marca Nike (¿Quien no recuerda el mítico anuncio en el que acaba agujereando a un demonio tras subirse las solapas del cuello y decir: "Au revoir"?).
Pero Eric Cantona no sólo es famoso por sus golazos y sus recortes. Los incidentes violentos han sido una tónica general en la carrera de "The King". Os enumero unos cuantos:
En 1987, cuando jugaba en el Auxerre, le dio un puñetazo a su compañero Martini; en el 88, fue sancionado durante tres meses por una entrada peligrosa; en 1989, fue apartado de la selección por insultar en televisión al técnico, Henri Michel; ese mismo año, en las filas del Marsella, fue suspendido un mes por lanzar el balón al público y la camiseta al suelo, enfadado por ser sustituido ; en las filas del Montpellier, en 1989, le lanzó a un compañero las botas a la cara y fue suspendido 10 días; ya en Inglaterra, en 1992, escupió a un aficionado del Leeds, etc.
Como se puede observar, nuestro amigo Eric no era un santo. El culmen de sus actos "cariñosos" tuvo lugar en 1995 en Londres, en el estadio del Crystal Palace cuando Cantona, que jugaba en el Manchester, fue expulsado. Mientras salía del campo, fue increpado por un aficionado, al parecer le espetó una serie de insultos racistas. Cantona reaccionó dándole ya una legendaria patada de kung fu y varios puñetazos. Fue condenado a siete días de cárcel pero sólo cumplió 24 horas, cumpliendo el resto de la condena a base de servicios comunitarios. El comité de disciplina de la Premier League le sancionó 10 meses y el Manchester le castigó duramente también. El incidente, además, le costó no volver a la selección francesa.
No es fácil ser "Dieu". No es fácil ser "The King". Pero qué fácil es tenerle cariño a Eric Cantona, genio dentro y fuera del campo.
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