LECTURAS
PARA EL VERANO |
Iniesta
Por Luis Le贸n Barreto
En estos tiempos de
glamour, los futbolistas son top-models en busca
de top-models. Acuden a los saraos m谩s importantes,
cruzan el planeta para rodar un anuncio en Hong-Kong,
presumen de casarse con las Victorias Beckham de turno,
millones sobre millones y todos los focos dirigidos
sobre el mu帽eco. |
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Con musculitos de dise帽o, febriles anunciantes de cualquier cosa que est茅 en el mercado, traspasos y salarios insultantes en tiempos de la crisis, se yerguen como 铆dolos de barro en los medios de comunicaci贸n. El Mundial de Sur谩frica estaba predestinado a que tipos como Cristiano Ronaldo iluminaran las pasarelas: ellos, tan apol铆neos, tan j贸venes, tan ricos, tan caprichosos que hasta tienen hijos por encargo con madres de alquiler.
El Mundial, en cambio, glorific贸 a un tipo humilde, hijo de alba帽il y de mujer de la limpieza. Un tipo de Albacete que vive en Barcelona sin avergonzarse de sus or铆genes ni renunciar a su acento castellano fue el h茅roe de un campeonato que no encumbr贸 a los "guapos" sino a los que trabajan con sentido del compa帽erismo. Pues, aunque algunos no se lo crean, el f煤tbol es un deporte de equipo en el cual el sentido del compromiso todav铆a cuenta. Iniesta es discreci贸n, normalidad, trabajo. Su triunfo ejemplifica el esfuerzo de la gente de a pie, como el tinerfe帽o Pedro, o Pedrito, otro h茅roe que triunfa por esos mundos. Igual que Silva, demostraci贸n de la calidad de la extinta cantera canaria, aquella que nutr铆a a la UD Las Palmas de los a帽os sesenta y setenta, cuando era un equipo serio antes de que dirigentes poco serios entraran en ella a saco.
Pues bien: con Iniesta hemos aprendido a disfrutar desde el sufrimiento, a entender que el f煤tbol todav铆a puede ser un juego hermoso si se practica con honestidad y nobleza, con la inteligencia de los que saben estar en el lugar adecuado y en el momento adecuado. Aquellos holandeses parec铆an practicantes de artes marciales con el consentimiento del 谩rbitro ingl茅s, pero al borde del infierno de los penaltis vino un tipo de Fuentealbilla y marc贸 el gol que provoc贸 el delirio, la reconciliaci贸n de las tribus siempre enfrentadas, la consagraci贸n de la Roja como empresa colectiva. Casi un milagro
Luis Le贸n Barreto es periodista.
PUBLICADO EN LAPROVINCIA.ES
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