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Sábado
13 junio
1998 - Nº 771

 

 

 

OPINIÓN
Cabecera


Selección nacionalista

LA NUEVA Ley del Deporte vasca permite en teoría la formación de selecciones de Euskadi con vistas a su participación en competiciones internacionales. La ley ha sido aprobada por una mayoría de la que por primera vez formaban parte los parlamentarios de HB. Los nacionalistas lo han presentado como un hito en la incorporación de esa formación a la normalidad democrática e institucional.

La iniciativa produce sentimientos encontrados. Por una parte, si ése es el deseo de la mayoría parlamentaria vasca y se plantea en el marco de competencias del Estatuto de Gernika, ¿por qué oponerse a ella? Ojalá que todas las aspiraciones nacionalistas, a menudo imprecisas, pudieran satisfacerse mediante expedientes tan civilizados como la aprobación por mayoría de una ley en el Parlamento. Una ley, por otra parte de contenido más simbólico que otra cosa, porque la dificultad mayor para la participación de Euskadi (o Cataluña) en competiciones internacionales proviene de los reglamentos de las federaciones internacionales de los distintos deportes, y eso no lo resuelve una norma autonómica. El antecedente de Escocia es una excepción difícilmente generalizable: los primeros encuentros internacionales de su selección de rugby se remontan a la década de los noventa del siglo pasado, y en fútbol, todavía hoy sigue existiendo una Liga escocesa, separada de la inglesa. Algo que seguramente no desearían los aficionados vascos.

Con todo, dejar abierta la posibilidad prevista en la nueva ley es legítimo. Tal vez iniciativas de este tipo contribuyan a modificar la mentalidad dominante en esas federaciones internacionales y lo que hoy parece improbable deje de serlo en algunos años.

Políticamente, la iniciativa es discutible. La mayoría nacionalista impuso como himno de la comunidad vasca el del PNV, y lo mismo hizo con la bandera. Ahora, en otro asunto de gran carga simbólica, el nacionalismo -con el respaldo de IU- impone su fórmula dejando fuera del consenso a partidos que representan a cerca de la mitad del electorado. Seguro que no sólo los nacionalistas desearían la existencia de selecciones vascas en determinados deportes y circunstancias, pero sin que ello suponga renunciar a ver a sus deportistas favoritos formar parte de la selección española correspondiente.

Debió haberse intentado una fórmula que permitiera ampliar el consenso. Y que alguien pueda pensar que esa ampliación se ha conseguido con la incorporación de HB -tras aprobar los demás sus enmiendas- demuestra la distancia entre lo nacional y lo nacionalista.


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