LA SANCION DE LA UEFA AL RAL MADRID

[COMENTARIO DE SANTIAGO SEGUROLA]


La UEFA cierra el Bernabéu por dos partidos.

EL PAIS DIGITAL. 6 ABRIL 1998. L. VÁZQUEZ / S. SEGUROLA, Ginebra / Madrid
La Comisión de Control y Disciplina de la UEFA sancionó ayer con una multa de 1.300.000 francos suizos (unos 130 millones de pesetas), más dos partidos de clausura, al Real Madrid por los incidentes provocados en el partido de la Liga de Campeones ante el Borussia Dortmund, tras el desplome de una de las porterías y el retraso de 75 minutos en el comienzo del encuentro.

La multa es la más alta en la historia de la UEFA. El Madrid, que apelará la sanción, según el comunicado oficial emitido a última hora de la tarde de ayer, tendrá que jugar sus dos próximos partidos de competiciones europeas a más de 300 kilometros de su ciudad.

El Real Madrid guardó silencio durante cuatro horas. Finalmente se emitió un breve comunicado en calificaba la sanción de «injusta y absolutamente desproporcionada». En la nota se manifestaba «la total disconformidad con la resolución adoptada» y niega que existiese un desfase entre el aforo permitido (72.000 espectadores) y las entradas vendidas (85.000). Por dicho motivo, en el comunicado se habla del «rechazo categórico de la mayoría de los hechos que se refieren en la resolución, por ser inexistentes».

Las noticias procedentes de Ginebra produjeron perplejidad en la directiva madridista. En algún caso, y siempre de forma extraoficial, se atribuyó a la prensa española el carácter tan grave de la sanción. «Esta barbaridad está provocada por los medios, que se han cebado con nosotros. Nos han llegado noticias desde Ginebra en este sentido. Sin la intervención tan agresiva de la prensa, la UEFA no habría actuado de esta manera». Estas fuentes indicaron que las noticias procedentes de España habían animado a la caza del Real Madrid. «Se nos ha maltratado de una manera injusta».

«Cacicada»

Otros sectores cercanos a las altas instancias del Madrid tildaron la sanción de «cacicada» y hablaron de «decisión política de la UEFA». En este sentido, dichas fuentes hablaron del escaso peso de la Federación Española de Fútbol en el máximo organismo del fútbol europeo. «Cuando el Borussia de Dortmund retiró su recurso, sabíamos que habría una contraprestación negativa para nosotros. Está claro que la Federación Alemana ha hecho sentir su poder». Esta fuente recordó el clima electoral que se vive en la FIFA, donde Lennart Johansson se presenta a la presidencia, y los intereses que se mueven alrededor de la designación de Alemania o Inglaterra como sedes del Mundial del 2006. En este sentido, Johansson ha expresado sus preferencias por la opción alemana.

La multa se desglosa en dos apartados: por un lado, la UEFA multó con 300.000 francos suizos (unos 30 millones de pesetas) al Madrid por el derribo de la portería sur del estadio Santiago Bernabéu y con un millón de francos suizos (unos 100 millones de pesetas) por el exceso de ventas de los billetes de entrada. Según datos analizados ayer, tras el informe del delegado de la UEFA en el partido, el club madrileño vendió 85.000 entradas cuando se había establecido un aforo de 72.000 (13.000 personas de más). «El número de entradas para los localidades de a pie excedían notablemente las reglas de la UEFA sobre seguridad en un partido, que por su condición de semifinal de la Liga de Campeones, estaba considerado de alto riesgo». El Real Madrid desmintió que hubiera vendido más entradas de las permitidas.

En la reunión de la Comisión estuvieron presentes el belga Alain Courtois, quien presidió la reunión; junto con el austriaco Thomas Partl, el húngaro Sandor Berzi, y el norirlandés David Bowen. No participaron en ella Josep Lluis Villaseca -su condición de ciudadano español le inhabilitaba para dar su voto en este asunto-, ni el alemán Goetz Eilers.

La UEFA aseguró en un comunicado que no trató «en ningún momento la anulación del resultado del partido (2-0) ya que no se produjo ventaja para ninguno de los dos equipos por la espera que motivó el derribo de la portería». El máximo organismo del fútbol europeo ha establecido el plazo para presentar el recurso hasta el miércoles.

Una negra serie de conflictos

La dura sanción impuesta ayer por la UEFA al Real Madrid convierte al club blanco en el más multado de la historia del fútbol europeo. Una negra serie de conflictos que alcanza ahora su punto álgido.

Esta es la cuarta sanción importante que recibe el club madridista en una competición europea y la que más pérdidas económicas le va a acarrear. Su historial punitivo comienza en la temporada 75-76, cuando en el partido de ida de las semifinales de la Copa de Europa, contra el Bayern Munich, un espectador agredió sobre el césped al árbitro austriaco Linemayer, una vez concluído el encuentro (1-1).

Por este motivo, el club blanco fue expulsado de las competiciones europeas durante una temporada, pero el recurso presentado por Raimundo Saporta permitió que la sanción quedase rebajada a dos partidos de clausura del Santiago Bernabéu, que disputó en el Luis Casanova de Valencia, ante el Stal Mielec polaco, y la Rosaleda de Málaga, frente al Brujas belga. En ambos casos pasó las eliminatorias.

Once años después, también en la Copa de Europa y frente al Bayern Múnich, el masivo lanzamiento de objetos contra el meta Jean Marie Pfaff motivó la suspensión momentánea del encuentro por el árbitro francés Michel Vautrot.

La UEFA clausuró el Bernabéu por dos partidos, pero el Comité de Apelación dejó la sanción en un partido en Madrid a puerta cerrada, que jugó ante el Nápoles, y otro a más de 300 kilométros, que disputó en el Luis Casanova frente al Oporto. También superó estas eliminatorias. Además, obligó al club madrileño a que el dinero ingresado por las transmisiones televisivas del partido ante el Nápoles se destinase a la Cruz Roja internacional.

La mayor multa impuesta al Real Madrid hasta ahora habían sido los 200.000 francos suizos (unos catorce millones de pesetas) con que se castigó, el 10 de noviembre de 1989, el comportamiento de público y jugadores durante el partido de vuelta de los octavos de final de la Copa de Europa, disputado ante el Milán y que arbitró el francés Michael Vautrot, un colegiado que ha vivido la mitad de la historia negra madridista.

 

COMENTARIO

La sanción y la oportunidad del cambio

EL PAIS DIGITAL. 6 ABRIL 1998. SANTIAGO SEGUROLA
La potente sanción de la UEFA al Real Madrid provocó el estupor de su clase directiva, que tardó cuatro horas en reaccionar. La primera decisión fue de silencio, una actitud inexplicable en un momento delicado para la entidad. El comunicado oficial de protesta, emitido cerca de las 21 horas, se hacía obligatorio ante la desairada posición en la que ha quedado el club. Pero fue necesario un debate en las más altas instancias de la directiva para comprender que el silencio era desastroso para la imagen de la actitud. Durante un buen rato, el Madrid no existió como tal en un día dramático para su prestigio: ahora mismo es el club que más multas ha recibido en la historia de las competiciones europeas.

En el debate por la conveniencia de una nota oficial se aprecia el estado del Real Madrid, sometido a una tendencia natural hacia el victimismo y la parálisis, y los intentos de ciertos sectores por acabar con el inmovilismo que ha convertido al Madrid en un mastodonte ineficaz. En esta ocasión se impuso la sensatez y se redactó un breve comunicado, cuya virtud más valiosa fue informar de la actividad en el club frente a una sanción discutible.

La tentación autista del Madrid, puesta de manifiesto en la primeros momentos, supone una traslación de las numerosas carencias que le afectan en los últimos años. El club se ha convertido en un dinosaurio amenazado por una tremenda crisis económica y por una organización casposa e ineficaz en muchas áreas.

Hay una sensación real de parasitismo e ineficacia alrededor de un club que ha perdido la onda de los tiempos. A veces resulta conveniente situarse frente al espejo, admitir las carencias y comprometerse en un cambio radical. Esta sanción de la UEFA, por discutible que sea, le ofrece al Madrid la posibilidad de quitarse las telarañas con el beneplácito de su gente, muy insatisfecha con el papelón que ha hecho el club. La sociedad se enfrenta a un momento crítico: la eficacia exige cambios, actividad e imaginación, tres condiciones absolutamente deficitarias en el Madrid actual.


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