JUAN ANTONIO SAMARANCH / PRESIDENTE DEL COI
"Pediremos a los Gobiernos que se armonicen las
leyes antidopaje"
JUAN-JOSÉ FERNÁNDEZ, Lausana
El viejo problema del dopaje ha estallado este año en la línea de flotación del
deporte con la mayor virulencia de su historia. Juan Antonio Samaranch, el presidente del
Comité Olímpico Internacional, es el capitán de un barco que navega por aguas
contaminadas y que salpican a demasiada gente, incluidos los teóricos ídolos del pasado.
Acepta la entrevista a regañadientes porque está en preparación la conferencia
mundial sobre el dopaje, en febrero, que convocó a los pocos días del escándalo del
Tour, mientras los dirigentes del ciclismo estaban escondidos. No ha cambiado sus posturas
de hace años, que repitió a El Mundo en medio del conflicto, pero no quiere
volver a hablar de ello. Sólo quiere soluciones y hacer de coordinador en este turbio
asunto, el más grave que afecta actualmente a la credibilidad y al futuro del olimpismo y
del deporte de alta competición en general.
En 1988, tras el primer gran escándalo de Ben Johnson, descalificado después de
asombrar en los 100 metros de los Juegos de Seúl, ya comentó que la lista de productos
prohibidos era enorme y que hasta algún médico quiso prohibir la aspirina. Que la mejor
definición sería reducir las prohibiciones a los productos que perjudicaran a la salud,
lo que supondría limitar drásticamente la lista negra. Esto lo ha repetido desde
julio y ha causado polémica. ¿Lo mantiene?
Sobre ese tipo de filosofía no quiero volver a entrar.
Jacques Rogge, miembro de la comisión ejecutiva del COI, presidente de los Comités
Olímpicos Europeos y uno de los colocados para sucederle en el 2001 acaba de
declarar que el dopaje no tendrá nunca solución. ¿Cuál es su opinión?
Es una solución difícil, pero nosotros estamos confiados en que se puede avanzar
enormemente con la conferencia antidopaje que se va a organizar aquí en Lausana los días
2, 3 y 4 de febrero del año próximo. Lo más importante de esta conferencia serán tres
puntos: primero, la definición de lo que es el dopaje, porque la necesitamos; segundo, la
creación de una agencia antidopaje, con sede aquí en Lausana, que será una gran ayuda
para las federaciones internacionales, y tercero, conocer exactamente cuál es el campo de
la lucha antidopaje que corresponde a los gobiernos y cuál a las organizaciones
deportivas. Si logramos avanzar en estos tres puntos creo que la gente que aún está en
el mundo del dopaje lo puede pasar muy mal.
¿Y qué es el código antidopaje?
Que las federaciones internacionales, especialmente, tengan el mismo orden de sanciones
aunque pueda haber una escala en ellas. También, que acepten la agencia y una serie de
principios. Pero, sobre todo, el código médico del COI, aceptado por todas las
federaciones internacionales, es demostrar que el mundo del deporte está unido, porque si
no lo está es difícil que el tercer punto que he citado pueda convertirse en realidad.
Si discutimos con los gobiernos con un "hasta dónde tienen ustedes los poderes y
cuál es el poder del mundo del deporte", para discutir esto hay que estar muy
unidos. Si no, sería imposible.
Pero la realidad aún es que cada federación sigue haciendo lo que quiere. Se sigue
sancionando a ciclistas que han confesado su dopaje con unos meses al final de temporada
para que no les afecte a su carrera. Eso, al atletismo, por ejemplo, le indigna.
Bueno, por eso queremos una escala de sanciones. Seguramente la habrá, si se aprueba
en la conferencia. Hay unas federaciones que han luchado más que otras hasta ahora, pero
con la agencia antidopaje que se va a crear y casi exclusivamente diría, para los
controles antidopaje en los entrenamientos, los controles por sorpresa, se sentirán
obligadas a utilizarla.
¿La batalla política con los gobiernos va a ser tan complicada como la de los
boicoteos del pasado, que utilizaron al deporte como un muñeco? Porque lo de Francia ha
sido una humillación al deporte y lo de Italia corre el mismo camino...
Depende. La batalla fuerte ahora no está en Francia, sino en Italia. Hay actualmente
una serie de países que están estudiando leyes antidopaje y es otra cosa que pediremos
en esta conferencia, que estén armonizadas. No puede ser que haya una ley en Francia y
otra distinta en Italia y otra en España o en Alemania. Tiene que haber una
armonización.
Pero eso no parece fácil. ¿Cómo se va a articular?
Hablando con ellos y discutiendo.
¿El COI, como con el Tribunal Arbitral del Deporte, tratará de que las sanciones
no vayan a la vía penal para mantener un control en la lucha? ¿No está desbordado?
Aquí hay dos puntos completamente distintos. El mundo de los atletas, en el que las
sanciones tienen que quedar siempre dentro del deporte, y el del traficante, que en muchos
países lo van a tratar como un traficante de drogas sociales. Y este es un mundo en el
que no podemos entrar, no tenemos competencias. Por eso en la reunión de febrero hay que
delimitar las responsabilidades del mundo del deporte y de los gobiernos.
El bateador estadounidense Mark McGwire ha confesado que toma un anabolizante
permitido en las Grandes Ligas de béisbol, pero no por el COI, y en los Juegos de Sydney
podrá haber profesionales. ¿Hay algún tipo de contacto con las Ligas Norteamericanas
para unificar criterios?
En este momento no. Hemos tenido algún contacto, pero ahora no. El mundo de las Ligas
profesionales americanas es el gran espectáculo del deporte, tienen completa
independencia, y nosotros no tenemos ningún poder sobre ellos.
¿Cree que van a seguir destapándose las alcantarillas?
Lo que está pasando es malo y es bueno. Es malo, porque daña la imagen del deporte,
pero es bueno, porque empuja a que se aclare un problema no nuevo, pero que le afecta
grandemente.
Pero han pasado 10 años y por los escándalos de ahora, en una situación límite,
parece que la lucha es siempre tardía, que el COI ha perdido el tiempo sin haberse
plantado con las federaciones internacionales...
Bueno, sí que ha habido adelantos, pero hay que tener en cuenta que nosotros
coordinamos, no mandamos. Una federación internacional no se deja mandar por el Comité
Olímpico Internacional.
Se está en una batalla contra el deporte de élite por el dopaje, pero cada vez
más se pide el gran espectáculo, el circo romano. ¿Cómo se van a juntar ambas cosas?
¿Se puede volver al lema ya olvidado de que lo importante es participar? ¿Bajarán las
marcas?
Bueno, nosotros estamos convencidos de que el deporte puede existir sin el dopaje, y no
solamente tenemos la obligación de evitarlo para preservar la salud de los atletas, sino
porque también es una manera de falsear los resultados, de hacer trampas que en el
deporte no se puede aceptar.
Y el atleta se sigue escudando casi siempre en que toma lo que dice el médico...
Esto es algo que yo he dicho toda la vida, que el único que se la carga ahora, el
único culpable, es el atleta. Porque contra el atleta hay una prueba contundente, que han
encontrado una sustancia prohibida en su cuerpo. Pero los que lo rodean, que muchas veces
son más culpables que el atleta estos casi siempre se escapan. Esto es algo que, en fin,
es muy fácil decir: hay que castigar a los que lo rodean, sí, pero cuando hablas de
castigar entras en temas judiciales y un juez para condenar necesita pruebas. Y esto es lo
difícil.
Nosotros hemos castigado a alguno, un entrenador, en la historia del COI, en la larga
historia de la lucha antidopaje en el COI que yo diría está dividida en tres etapas:
hasta el año 1988 en el que el COI estaba casi solo; otra hasta ahora, en la que han
colaborado bastantes federaciones internacionales y algunos comités olímpicos
nacionales, incluso algún gobierno, y yo creo que la tercera etapa vendrá después de
febrero.
¿Se va a plantear en la conferencia el debate de que el dopaje existe porque el
deporte de élite tiene unas exigencias demasiadas veces imposibles de conseguir sólo con
medios naturales?
No lo sé. A esto no puedo contestar. Al fin y al cabo yo soy el coordinador. Los
cuatro vicepresidentes del COI son los que presiden los grupos de trabajo (protección de
los atletas, aspectos jurídicos y políticos, la ética, educación y prevención, y las
consideraciones económicas..
¿Tiene confianza en que la conferencia de febrero aclare el asunto?
Hombre, yo la tengo, si no, no la haríamos.
Demasiada hipocresía
J.-J.F, Lausana
Samaranch no quiere más batallas personales e internas (incluso ha tenido que poner firme
y humillar al príncipe De Merode, presidente de la comisión médica, al obligarle a
rectificar sus acusaciones a España), pero existe en el COI una sensación absoluta, para
consumo interno, naturalmente, de que la hipocresía preside una gran parte del mundo del
deporte.
Como ejemplo se ponen los múltiples casos de atletas sajones que han dado positivo en
los controles de los últimos años, o utilizan sistemas de preparación que podrían
equivaler a otro dopaje, pero que demasiadas veces se escabullen de las sanciones. Los
únicos malos de la actual película de trampas acaban siendo los atletas de otros
países, porque no son tan astutos en los métodos, o tan fuertes en los despachos
jurídicos. China es un ejemplo. Pero el COI y Samaranch tampoco acusan públicamente. Ni
quieren manchar más un gran negocio y un gran espectáculo que en los últimos tiempos
está más allá de la duda.
Aún quedan cosas vergonzantes, según lo que está apareciendo. En halterofilia se
hizo tabla rasa con el pasado de dopaje en un determinado momento, anulando los récords,
pero no se ha hecho nada en natación, por ejemplo, donde se ha demostrado que la etapa de
la RDA, con todas sus plusmarcas femeninas, fue una lacra. Incluso aún están vigentes
récords en atletismo. ¿No va a hacer nada el COI para lavar el buen nombre del deporte
en la última década que fue en gran parte mentira? ¿Sólo va a quedar como gran cabeza
de turco Ben Johnson y salvada y glorificada Florence Griffith, por ejemplo, y otros
muchos?
Bueno, si vamos a juzgar lo que pasó hace no sé cuántos años de unos atletas a los
que no se les encontraron controles positivos esto sería el cuento de nunca acabar. En
fin, yo creo que lo que tenemos que hacer es legislar sobre el presente y el futuro, sobre
todo. En cuanto a borrar los récords pienso que es algo que concierne mucho más a las
federaciones internacionales que al COI. |